miércoles, 1 de agosto de 2012

EL DR. ROBERT WHITE, DE CLEVELAND, OHIO.


Después de realizar numerosos trasplantes de cabezas de monos, este “científico” anunció solemnemente que estaba listo para trasplantar una cabeza humana. De momento no ha encontrado ningún voluntario, quizá porque se ha sabido que no es posible que los nervios seccionados crezcan conjuntamente después del trasplante ni tampoco unir la médula espinal a la cabeza. Si la operación tuviera éxito, el paciente probablemente debería permanecer hospitalizado de por vida, nunca podría respirar sin ayuda mecánica y sería incapaz de hablar. No obstante, sí sería capaz de sufrir tal y como sufrieron los monos del Dr. White. Ninguno de ellos sobrevivió más de 7 días: su cara se abotagaba, su lengua se endurecía y sus párpados se hinchaban progresivamente hasta que se cerraban para siempre.

El Dr. White adopta una postura “científica” mientras observa cómo uno de sus moribundos pacientes sangra continuamente por la nariz y por la boca.

El cerebro aislado de un mono reacciona supuestamente al sonido emitido por una rana metálica.

Antes de efectuar sus trasplantes, el Dr. White realizó varios experimentos consistentes por ejemplo en el vaciado de toda la sangre del cerebro, la posterior conservación del mismo sin sangre mediante refrigeración y, por último, el bombeo de dicha sangre al mismo cerebro. Los interesados en conseguir una nueva cabeza o un nuevo cuerpo pueden escribir al Dr. Robert White, de Cleveland, Ohio, Estados Unidos. (Matanza de Inocentes, página 690). 


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