MÉDICOS, CIENTÍFICOS Y OTROS
PROFESIONALES DE LA SALUD RECHAZAN LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL
CARTA ABIERTA
AL PUEBLO AMERICANO
REPRESENTAMOS A MILES DE PROFESIONALES DE
LA SALUD COMPROMETIDOS QUE NOS OPONEMOS A LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL
(VIVISECCIÓN). DESEAMOS QUE USTED SEPA POR QUÉ
Falsas
promesas, Falsas afirmaciones
La
afirmación de la industria de la investigación biomédica de que nuestra salud y
nuestra supervivencia dependen de la vivisección es claramente falsa. Los
experimentos con animales no revelan las verdaderas causas de las enfermedades
humanas. Nuestras enfermedades son el resultado de numerosos factores que no
pueden ser reproducidos en animales: nuestro estilo de vida, las toxinas
medioambientales, la genética, la pobreza, etc. De hecho, la
información procedente de los animales es engañosa y con frecuencia peligrosa
cuando se aplica a los seres humanos.
A lo largo
de la historia, la práctica clínica unida al razonamiento deductivo ha sido el
origen de importantes mejoras sanitarias. El descubrimiento de la penicilina y
el digitalis, el desarrollo de los
rayos X, el microscopio, y la aplicación de la higiene para el control de las
infecciones, no deben nada a la experimentación animal. Para justificar el
despilfarro de fondos públicos que provoca, la industria de la vivisección
asegura que gracias a ella se han conseguido importantes avances, pero la
realidad es la siguiente:
- La cirugía a corazón abierto sufrió un retraso
de 10 años a causa de los experimentos engañosos realizados con perros.
- El trabajo en la prevención de la
poliomielitis fue retrasado por una concepción errónea de la naturaleza de la
enfermedad humana basada en los modelos experimentales engañosos de la enfermedad,
pues se utilizaron primates no humanos. (Dr. Albert Sabin).
- Estudios científicos han demostrado que el
aumento de la esperanza de vida no se ha debido a las medicinas experimentadas
en animales, sino a la mejora de las condiciones higiénicas, a una mejor
nutrición y a otras condiciones de vida.
No existen curas milagrosas
Los humanos
y los animales no humanos sufren por igual a causa de la vivisección:
- Las
enfermedades cardiacas siguen siendo la primera causa de enfermedad. Estudios recientes
con pacientes humanos han demostrado que se pueden prevenir y son reversibles
si se produce un cambio en el estilo de vida y en la dieta.
- La
investigación con animales no ha sido capaz de detener el aumento de los
nacimientos con malformaciones a lo largo de los últimos 40 años. Easter Seals
ya sólo realiza actualmente estudios sin animales por dicho motivo.
- Aunque
tres animales mueren cada segundo en los laboratorios de Estados Unidos, uno de
cada tres estadounidenses puede contraer cáncer a lo largo de su vida.
“Es imposible llegar a ninguna conclusión
satisfactoria sobre el cáncer humano experimentando con animales”. -Robert
Bell, vicepresidente de la Sociedad Internacional de Investigación del Cáncer.
La vivisección derrocha los escasos fondos de la
salud pública
Estados
Unidos gasta miles de millones de dólares al año en el tratamiento de las
enfermedades, más que cualquier otro país. A pesar de ello, nuestro sistema de
salud es caótico.
Estados
Unidos tiene una tasa de mortalidad infantil mayor que la de otros 22 países
desarrollados. Decenas de millones de estadounidenses carecen de acceso al
sistema público de salud. Los centros de salud mental y de rehabilitación para
drogadictos están cerrando a causa de la falta de fondos. Los proyectos de
limpieza del medio ambiente de las toxinas que provocan enfermedades son
aplicados lentamente debido a la falta de financiación.
La vivisección es infinitamente cruel
Detrás de
las puertas cerradas de miles de instituciones, los animales son sometidos a
atrocidades inaceptables. No tienen derechos, ni voz, ni representación, ni
forma de escapar.
Las granjas
de cría, las perreras públicas y los proveedores privados de animales
suministran animales continuamente. Por ejemplo, millones de animales mueren
dolorosamente cada año en inútiles tests diseñados para proporcionar protección
legal a los fabricantes.
“No conozco
ninguna prueba que demuestre que el test Draize, el test LD-50, o cualquier
otro test con animales que se realice para garantizar la ‘seguridad’ de los
productos químicos y cosméticos, tengan relevancia para la especie humana”.
(Donald C. Doll, Doctor en Medicina).
La vivisección es un gran negocio
La
investigación biomédica es una industria enorme y lucrativa que recibe cada año
15.000 millones de dólares de fuentes públicas y privadas, y que mata a entre
65 y 100 millones de animales en el mismo período. Los experimentadores tienen
una posición privilegiada sufragada con una red de asociaciones caritativas y
con el control de las agencias federales que financian la investigación médica.
Esta industria multimillonaria se mantiene a sí misma, se somete a unos
controles que ella misma efectúa y se felicita a sí misma por sus supuestos
logros. Mientras tanto, nuestro sistema público de salud se autodestruye.
Todos
nuestros esfuerzos y recursos deben dedicarse a proyectos productivos como la
medicina preventiva, y a metodologías de investigación directamente
relacionadas con los seres humanos, como por ejemplo la investigación con
humanos realizada con controles éticos, la experimentación con tejidos, y los
estudios epidemiológicos. Es el momento de adoptar estilos de vida y de
investigación que sean sostenibles, no contaminantes y respetuosos con todas
las formas de vida. Solamente de ese modo conseguiremos nuestros objetivos en
el ámbito de la salud.
“Odio la
vivisección. Como mínimo debería limitarse. No obstante, lo mejor sería que
fuera abolida. No conozco ningún descubrimiento científico que no pudiera haber
sido realizado sin tanta barbarie y sin tanta crueldad. Todo lo relacionado con
la vivisección es maligno”. (Dr. Charles Mayo, Fundador de la Clínica Mayo, New York Daily News, 13 de marzo de
1961).
“No se
trata de elegir entre los niños y los perros, se trata de elegir entre buena
ciencia y mala ciencia, entre métodos que son aplicables a los seres humanos y
métodos que no lo son”. Robert Sharpe, Doctor.
Firman:
Kenneth
P. Stoller, Pediatra
J.
Leichtberg, Médico
Kathleen
Waddell, Psicólogo Clínico
Paula Kislak, D.V.M.
Sam Snyder, Doctor.
Jonathan Lemler, Doctor.
Kathy MacLeay, Doctor
Lorin Lindner, Doctor
L.J. Marx, Psiquiatra
Susan
Stewart, R.N.
Elliot
Katz, D.V.M.
Richard S. Benedon, Médico de emergencias
Julie
Fernee, R.N.
Donald E. Doyle, Otorrinolaringólogo
& Cirujano plástico
Joan Priestley, Doctor,
Medicina General
Cheryl Anne Reller, R.N.
A. Yvonne Miles, M.S.N., C.C.R.N.
Josepth Nielands, Doctor en bioquímica
Harry J. Silver, Médico.
Les Stewart, Cirujano Maxilofacial
Charles Kuell, Médico familiar
Richard S. Blinstrub, Dermatólogo
Nedim C. Buyukmihci, V.M.D.
Michael
Klaper, Doctor, Medicina
General
* La presente declaración fue publicada en
Los Angeles Times, el 24 de abril de
1991.
Publicada en español en el tercer número de la Revista Tiempo Animal, México.