EL TABÚ DE LAS VACUNACIONES
Por Milly Schär-Manzoli
Las afirmaciones del
doctor Mendelsohn
“Cuando escribo en relación a los daños de las vacunaciones
en masa, sé muy bien que expreso conceptos que muy difícilmente serán
adoptados.
Las vacunaciones han sido introducidas de un modo tan hábil y
agresivo que la mayor parte de los padres cree que son ellas el milagro que
hace desaparecer muchas enfermedades del pasado.
Atacar las vacunaciones es, muy a menudo, un hecho
considerado paranoico, y ¡un pediatra que ataca las vacunaciones es como un
cura que se atreviera a negar la infalibilidad del papa!
Aunque yo mismo haya empleado las vacunas en los primeros
años de mi práctica, me he convertido en un opositor convencido de las
vacunaciones en masa a causa de los numerosos peligros que ellas representan:
1. No existe ninguna argumentación científica convincente que
pruebe que sean las vacunaciones las que han eliminado las enfermedades
infantiles. Es verdad que ciertas enfermedades infantiles, una vez que han
alcanzado gran difusión, han disminuido o desaparecido después que ha sido
introducida la vacunación, sin embargo, esto se puede atribuir al mejoramiento
de las condiciones de vida.
2. Cada vacuna conlleva riesgos reales y numerosas
contraindicaciones, sin embargo los médicos suministran las vacunas de
costumbre, sin advertir a los padres de los posibles daños y sin preguntarse si
una determinada vacuna pudiera no ser indicada para el niño.
3. Se piensa cada vez más que estas vacunas contra las
enfermedades infantiles relativamente benignas, pueden ser la causa del enorme
aumento de las enfermedades inmunitarias que afligen a nuestra población. Son
enfermedades graves como el cáncer, la leucemia, los reumatismos, la esclerosis
múltiple, el lupus eritematoso y el síndrome de Guillain-Barré, por ejemplo. En
las enfermedades inmunitarias los mecanismos de defensa del organismo no saben
distinguir más entre proteínas extrañas y tejidos pertenecientes al cuerpo;
como consecuencia el organismo se autodestruye. ¿Preferimos cambiar paperas y
sarampión por cáncer y leucemia?” (25)
25. Mendelsohn, Robert S., “Une bombe de l’ère médicale”, in East-Week Journal, noviembre, 1984,
artículo reimpreso por Santé, Liberté et
Vaccinations, abril, mayo, junio, 1985.
La vacuna contra la
viruela
“Según una ley del año 1875, todos los niños en Alemania
debían ser vacunados contra la viruela antes de haber cumplido un año”, explica
el doctor Gerhard Buchwald, jefe del Sanatorio de Bad-Steben (Alemania). “Una
segunda vacunación era prescrita a la edad de 12 años. Esta ley ha sido
abrogada en 1983. Actualmente, en mi país, ya no es posible obligar a la gente
a vacunarse, sin embargo sí es obligada de manera indirecta, tan es así que
muchas madres creen que la vacunación recomendada por el Ministerio de Salud es
obligatoria”. Este programa de vacunaciones comienza con el BCG (Bacilo
Tuberculoso Bovino), que es administrado inmediatamente después de que ha
nacido el niño, sin preguntar la opinión de los padres. A partir del
decimoquinto mes el niño es vacunado contra el sarampión, la rubeola y las
paperas; a los tres años contra la difteria, el tétanos, la tosferina y la
polio. Se programan tres refuerzos en sólo dos meses. Otros refuerzos se
aplican cuando el niño tiene siete años.
“Es a partir del siglo pasado que han sido constatadas
lesiones causadas por las vacunaciones –continua el doctor Buchwald– que en aquella
época eran atribuidas al médico que vacunaba. La gente decía: –Los niños del
doctor X se vuelven idiotas después de haber sido vacunados–, o bien: –Los niños que han sido vacunados por
el doctor X tienen crisis espasmódicas. Sin embargo, ya en aquélla época se
sospechaba que las vacunas eran el origen de ciertas lesiones cerebrales. El
primer caso oficial fue constatado en Frankfurt en 1912: una niña de un año y
medio se enfermó doce días después de haber sido vacunada: fiebre, convulsiones
y más tarde retraso mental. Inmediatamente después, todos los incidentes
debidos a las vacunaciones han sido rechazados por la medicina universitaria,
incluso después de que el profesor Lucksch, patólogo de la Universidad de
Praga, haya demostrado en muchos casos la relación existente entre las vacunas
y las lesiones cerebrales.” (68)
Entre 1924 y 1927 el profesor Lucksch publicó diversos
trabajos definiendo con el nombre de “encefalitis post-vacunal” la lesión
cerebral provocada por la vacuna contra la viruela. Este tipo de lesión fue
bastante frecuente en los tiempos en los que la vacuna contra la viruela era
obligatoria, sin embargo cuando comenzaron a llegar demandas de indemnización
por parte de las víctimas o de los parientes de las víctimas, éstas eran casi siempre
rechazadas. Lo mismo sucede actualmente, para otros tipos de vacunación. Tal
vez debemos creer lo que escribe el profesor George Dick en el British Medical Journal: “Pocos médicos
están dispuestos a atribuir un deceso o una complicación a un método que ellos
mismos han recomendado y en el cual creen”. (69)
Es el doctor Buchwald quien nos muestra algunas estadísticas
concernientes a la Alemania federal: de un total de 8328 demandas de
indemnización, 5250 han sido rechazadas. “Sin embargo –continua el doctor
Buchwald– cuando se habla de lesiones causadas por la vacunación, nos referimos
de manera general solamente a los casos más graves, esto es, a las personas que
tienen lesiones incurables. Nadie se ocupa de los casos menores, esto es, de
aquellos (y son sobre todo niños) que tienen lesiones menos dramáticas. En un
reporte del doctor Arbeltier se precisa que los 8328 casos de lesiones graves
en la Alemania federal no son sino la punta del iceberg. La parte sumergida,
mucho más importante, corresponde a lo que el doctor Arbeltier define
precisamente como casos de lesiones menores”. Las lesiones cerebrales
provocadas por la vacuna contra la viruela no eran el único inconveniente. En
el segundo Congreso de Dermatología Tropical que tuvo lugar en 1970 en la
Universidad de California del Sur, el profesor William C. Marmelzat hacía
referencia a una serie de 38 tumores cutáneos que se desarrollaban en otros
tantos pacientes sobre la escarificación donde había sido efectuada la vacunación.
Entre los tumores descubiertos estaban también los melanosarcomas,
particularmente graves. Claramente, ningún otro factor cancerígeno puede ser
invocado para explicar la aparición de un tumor justo en el lugar de la
escarificación de la vacuna. (70) Naturalmente
esta afirmación es válida si el tumor aparece en un tiempo relativamente breve,
mas ¿cómo reaccionan las autoridades sanitarias si el tumor aparece años más
tarde? Es el problema indirectamente planteado por Tribune Médicale que, afirmando que los tumores malignos cutáneos
posteriores a la vacuna contra la viruela se manifiestan “en un periodo
variante de 5 semanas a 5 años”, (71) abre
involuntariamente todo el discurso, en el cual los partidarios de la vacunación
pueden encontrar muchas excusas: el tiempo apacigua muchas cosas, también las
relaciones entre causa y efecto. Además también los tumores que se desarrollan
en un breve lapso de tiempo sobre las escarificaciones dejadas por la vacuna
contra la viruela no representan ninguna prueba
(72) para los defensores de las
vacunaciones. Curiosa coincidencia: desde 1922 los doctores Ramon, Jaquelin y Borrrien
constataban tumores como consecuencia de la vacuna contra la viruela (73) y el hecho venía –en los años sucesivos y
hasta la época reciente– confirmado por diversos autores, entre ellos el
célebre doctor Duperrat. (74) Los incidentes
han sido sucesivos durante un siglo, antes de que este tipo de vacunación fuera
casi suprimida por completo. La vacuna contra la viruela había resultado
responsable de meningitis, encefalitis, trastornos renales, lesiones oculares (con
ceguera parcial o total), enfermedades de la piel, cáncer, leucemia, tuberculosis
pulmonar y extrapulmonar, además de, naturalmente, viruela. (75) En un Congreso sobre las Vacunaciones llevado
a cabo en Colonia en 1981 ha sido documentado que “la vacuna contra la viruela
predispone a la viruela y contribuye a volverla más grave”. (76) En 1944 la revista médica The Lancet hacía referencia a una
epidemia de viruela entre militares ingleses de estancia en Egipto: todos
aquellos que habían contraído la viruela, excepto 4, habían sido vacunados. (77) Según los doctores Kempe y Burks de la
Universidad de Denver (Colorado, Estados Unidos) la vacuna contra la viruela
sería responsable de esclerosis múltiple. De hecho ellos han encontrado en el
líquido cefalorraquídeo de pacientes afectados por la esclerosis múltiple un
número de anticuerpos contra el virus de la vacuna contra la viruela más numeroso
que no se encuentran en los no afectados por la esclerosis múltiple. (78)
En el siglo pasado, después de que había sido introducida en
Europa la vacunación contra la viruela, Francia, Inglaterra, Irlanda, Escocia y
Suecia se vieron afectados por epidemias de vastas proporciones, del todo
superiores a aquellas precedentes a las vacunaciones. Sin embargo, las
poblaciones de todos estos países (con excepción de Francia donde no regía aún
la obligatoriedad) habían sido vacunadas en masa obligadas por la fuerza de la
ley. Cuando, a principios de 1980, la OMS declaró la viruela “desaparecida de
la tierra”, agregó que la vacunación había “erradicado” esa terrible
enfermedad. Una enfermedad ciertamente terrible, que –como afirma el doctor
Buchwald– quizá haya sido erradicada muchas décadas antes sin vacunación.
68. Buchwald, G., “Les dangers des vaccinations en Alemagne
fédérale”, in Santé, Liberté et
Vaccinations, No. 91, mayo, 1989.
69. Dick, G., Brithish
Medical Journal, 17 de Julio, 1971.
70. La Semaine des Hôpitaux, 26 de marzo, 1970.
71. Tribune Médicale, 3 de octubre, 1969.
72. Santé, Liberté et
Vaccinations,
agosto-octubre, 1972.
73. Ramon, J., y otros, en Bulletin et mémoire de la Société Médicale des Hôpitaux des Paris, 13
de enero, 1922.
74. La Presse Médicale, 12 de marzo, 1955.
75. Delarue, F., op. cit., pp.
227-228.
76. Actas del Congreso de Köln,
relación del doctor Pigeon, 1981.
77. The Lancet, 25 de noviembre, 1944.
78. Kempe, J., y otros, SEP and Smallpock Vaccine, relación,
1954.
** Schär-Manzoli, Milly, Il tabù delle vaccinazioni, pp. 111-115.
Schär-Manzoli, Milly, Il tabù delle
vaccinazioni, ATRA-AG STG, 9° ed., agosto, 1998. (Extractos). Traducción: Raúl Cruz