domingo, 30 de septiembre de 2012

VIVISECCIÓN Y RELIGIÓN



Por Escépticos de la vivisección

La ciencia se basa en la desconfianza. Eso significa que cuando un científico afirma algo tiene que demostrarlo. La demostración se realiza generalmente usando el método experimental. También significa que todos debemos desconfiar de sus palabras si no están avaladas con pruebas. Eso vale para todos los ámbitos de la investigación. En consecuencia, si un investigador afirma, por ejemplo, que los extraterrestres existen, es él quien debe demostrar que es así suministrando pruebas materiales que puedan ser analizadas. Nadie tiene por qué demostrarle a él que los extraterrestres no existen, y nadie tiene por qué demostrar tampoco que la vivisección no es útil para la salud humana. Son los que experimentan con animales quienes deben demostrar que la vivisección tiene utilidad para nuestra especie.

Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Cuando un científico habla sobre los experimentos que él u otros han realizado, inmediatamente la sociedad en general confía en sus palabras y asume que los resultados obtenidos son válidos. Muchos supuestos defensores de los animales también actúan así, asumiendo que la vivisección ha sido y es útil o beneficiosa para la humanidad, aunque aseguran que es cruel e inaceptable. En algunos casos, se limitan a criticar algunos experimentos especialmente absurdos, como los de toxicidad aguda, pero no llegan a condenar la vivisección ni se atreven a considerarla una actividad fraudulenta.

¿Por qué no abordan seriamente la cuestión, como hacen cuando defienden el veganismo científicamente? Imaginemos que alguien dice que el consumo de productos de origen animal es imprescindible para la salud humana. Obviamente, tal afirmación es absurda y no puede demostrarse, por lo que los defensores de los animales sólo deben refutarla empleando datos sobre la composición de los alimentos y las necesidades nutricionales de los humanos. De este modo, cuando alguien asegura que comer carne es necesario para un ser humano, en primer lugar debería demostrarlo, y en segundo lugar nosotros tenemos que proporcionar datos relevantes para probar que tal afirmación no es científica, sino religiosa, con objeto de evitar que los crédulos acepten las ideas irracionales de los partidarios del consumo de carne.

Otro de los errores de los viviseccionistas es recurrir a las afirmaciones pseudocientíficas. Podemos sostener que una afirmación es pseudocientífica si observamos que no es posible demostrar que es falsa ni siquiera aunque efectivamente lo sea. Para ejemplificar nuestra aseveración recurramos otra vez a los extraterrestres. Imaginemos que un científico dice lo siguiente, sin presentar pruebas: “Los extraterrestres existen”. Supongamos también que los extraterrestres de hecho no existen. ¿Cómo podríamos demostrarlo, teniendo en cuenta que el universo quizá sea infinito y no podemos explorarlo completamente en la actualidad? No podríamos, y por tanto, afirmar sin pruebas que los extraterrestres existen es efectuar una aseveración pseudocientífica.

Analicemos en este punto las afirmaciones de los viviseccionistas. Cuando aseguran que “la vivisección salva vidas”, están haciendo lo mismo que alguien que sostuviera que existe la vida extraterrestre, porque nadie puede probar que la vivisección salve vidas. ¿Quién puede demostrar empíricamente que un ser humano ha salvado o puede salvar su vida gracias a la realización de uno o varios experimentos con animales humanos o no humanos? Uno puede tener fe y creerlo, pero no es lógico que pretenda que los demás crean algo que no está basado en datos objetivos. Y aunque sea falso que la vivisección salva vidas, ni siquiera podría demostrarse, porque es una afirmación subjetiva, ya que nadie puede analizar todos los casos de curaciones, ni atribuir estas últimas a las prácticas viviseccionistas total o parcialmente. Lo mismo puede decirse de otras falacias, como decir que “la vivisección es imprescindible para la ciencia”, o que “si la experimentación se ilegaliza la salud humana empeorará”.

Sin embargo, a la inversa sí puede asegurarse que la vivisección ha causado y causa muertes y problemas a la humanidad. Por ejemplo, si alguien realiza experimentos para comprobar los efectos de un fármaco en los fetos humanos, usando animales que no sean de la especie humana, y a continuación usa los resultados para confirmar que el producto es seguro para las mujeres embarazadas, podría provocar una catástrofe como la que se causó con la Talidomida, un producto farmacéutico que provocó malformaciones y muertes en fetos humanos a pesar de haber sido declarado seguro en la fase experimental viviseccionista. El problema no fue que no se emplearan las especies adecuadas, ni que los ejercicios se efectuaran incorrectamente. El problema fue y es que los experimentos con animales de especies no humanas no garantizan que el fármaco no sea teratogénico en la especie humana, aunque no lo sea en otras especies, y así lo admiten las farmacéuticas en los prospectos de los medicamentos.

¿Por qué siguen realizándose esos experimentos, y todos los demás que se llevan a cabo en los laboratorios de todo el planeta, si ellos mismos admiten que no son predictivos? La respuesta es simple. La vivisección es una religión, y como tal, no está basada en la razón, ni en datos comprobables. Tampoco está basada en el método experimental, porque los experimentos con animales no son reproducibles. Los resultados varían en función de la especie usada, del ciclo de luz y oscuridad, del estado anímico de los animales, de la época del año en la que se llevan a cabo los ejercicios, etc.

Si a todo eso añadimos que generalmente se usan ratas y ratones en los experimentos, porque son animales manejables, pequeños y baratos (no porque se parezcan a nosotros más que otras especies como los hipopótamos, las jirafas, las gacelas, etc.), llegamos a la conclusión clara de que tener confianza en la experimentación animal es anteponer la fe a la razón.

Recordémoslo la próxima vez que alguien defienda la vivisección: son los viviseccionistas los que deben demostrar que la vivisección es útil; los antiviviseccionistas no tienen por qué demostrar que no lo es, aunque ya hemos visto que es muy fácil hacerlo.

Publicado en Revista Tiempo Animal No. 3, México.

LA MAFIA MÉDICA, DE LA DRA. GHISLAINE LANCTOT


La Mafia Médica es el título del libro por el cual la Doctora Ghislaine Lanctot fue expulsada del colegio de médicos y retirada su licencia para ejercer la medicina. A propósito de éste libro, en el siguiente video, su autora nos explica, entre otras cosas, por qué el sistema sanitario mundial no es un sistema de salud, sino de enfermedad; cómo y por qué las facultades de medicina están totalmente controladas por intereses financiaros... En este contexto es analizado el tema de la vacunación con revelaciones que para la gran mayoría serán sorprendentes.Entérese cómo los poderes económico, político y militar controlan y manipulan nuestras vidas a través de La Mafia Médica:






UN MEDICAMENTO PARA LA DIABETES CAUSA EN FRANCIA 500 MUERTOS EN 33 AÑOS


Un medicamento para la diabetes causa en Francia 500 muertos en 33 años

Mediator fue comercializado hasta noviembre de 2009.- En España fue retirado en 2005

ANTONIO JIMÉNEZ BARCA París 16 NOV 2010 - 11:16 CET

Un medicamento diseñado para la diabetes y tomado también como tratamiento para mitigar el apetito ha causado al menos 500 muertes en 33 años en Francia, según un informe médico elaborado por laSeguridad Social francesa presentado ayer en la Asamblea Nacional. El medicamento en cuestión, Mediator, del laboratorio Servier , comenzó a circular en Francia en 1976, y según los datos del estudio, causaba disfunciones en las válvulas cardiacas.
También fue vendido en España, donde fue prohibido en 2005. En Estados Unidos, en cambio, fue retirado mucho antes, en 1997. En Francia no se impidió su comercialización hasta noviembre de 2009, después de que las autoridades sanitarias comprobaran "que tenía una eficacia modesta contra la diabetes" y, a su vez, acarreaba "un riesgo de disfunción de las válvulas cardiacas". Por entonces, cerca de 300.000 personas se administraban Mediator. Desde 1976 fueron dos millones. Además de las 500 personas que murieron, el informe añade que cerca de 3.500 fueron hospitalizadas.

El diputado socialista Gérard Bapt, cardiólogo, tras examinar el informe y catalogarlo como de "escándalo de la sanidad francesa" se preguntó Por qué había tardado tanto la Administración francesa en prohibir este medicamento peligroso- "Tengo la impresión de que algunos expertos que trabajan en la 
Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria (Afssaps)están demasiado cerca de ese laboratorio", asegura este diputado hoy en el periódico Le Parisien.Las autoridades sanitarias francesas han pedido hoy por la mañana a los pacientes que hayan tomado este medicamento durante tres meses que acudan a su médico para asegurarse de que no corren ningún riesgo.
La persona que descubrió el problema, la neumóloga Irène Franchon, detectó el primer caso en 2007. A base de investigaciones y de cotejar otros episodios parecidos con otros pacientes, acudió a la Agencia Francesa de Securidad Sanitaria en febrero de 2008 con un expediente. "Pero no lo tuvieron en cuenta. No parecían muy conformes con la idea de denunciar este medicamento peligroso." Lo hicieron, ante la insistencia de esta doctora y de otros especialistas, en noviembre de 2009. "Sin nosotros, que levantamos la liebre, eso seguiría aún en venta", asegura la doctora en Le Parisien.

FUENTE: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2010/11/16/actualidad/1289862002_850215.html

SANIDAD INVESTIGA LA MUERTE DE UNA NIÑA TRAS VACUNARSE CONTRA EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO


Sanidad investiga la muerte de una niña tras vacunarse contra el virus del papiloma humano

  • Tenía 13 años y un asma mal controlado con crisis agudas frecuentes
  • Tras recibir la segunda dosis, su estado empeoró y necesitó reanimación
  • Estuvo varios días ingresada en coma inducido después de sufrir una parada
La Agencia Española del Medicamento (AEMPS) y Productos Sanitarios y el Servicio de Salud del Principado de Asturias están investigando si la muerte de una niña de 13 años, vecina de Gijón, está o no relacionada con las dos dosis de la vacuna contra el virus del papiloma humano que se le había administrado horas antes.
Andrea había recibido la primera dosis de la vacuna -Gardasil- el pasado 23 de julio. Seis días después acudió a urgencias del hospital por un episodio de asma, una enfermedad que padecía desde hacía tiempo, según el informe preliminar elaborado por el centro de farmacovigilancia de Asturias.
Fotografía de la niña obtenida en las redes sociales.
Fotografía de la niña obtenida en las redes sociales.
La niña recibió la primera dosis cuando estaba clínicamente estable del asma. Según el servicio de salud del Principado, la ficha técnica de esta vacuna no tiene una contraindicación absoluta para pacientes asmáticos.
El 23 de agosto la menor recibió la segunda dosis de la vacuna y ese mismo día, según revelan desde la Asociación de afectados por la vacuna del papiloma, "presentó los mismos síntomas que tras la primera dosis", aunque se fueron agravando, derivando en una crisis severa de asma. Por ello sus padres solicitaron una ambulancia que aseguran "tardó en llegar" y la niña fue trasladada en un coche de policía al hospital. Cuando ingresó ya estaba en parada cardiorrespiratoria.
Debido a la gravedad de su estado la trasladaron a la UVI pediátrica del Hospital Central, en Oviedo, donde se le indujo un coma. Falleció el pasado sábado. Según el informe elaborado por los servicios de salud asturianos "en este momento no se dispone de evidencia científica alguna que permita establecer una relación directa entre la crisis asmática severa que origina el ingreso urgente de la menor y el suministro, 10 horas antes, de la vacuna del virus del papiloma humano, aunque en todo caso esta será una de las consideraciones a tener en cuenta".
Desde la Consejería de Salud del Principado se insiste en que la vacuna del virus del papiloma humano está incluida en el calendario vacunal del Sistema Nacional de Salud y cuenta con la aprobación de la AEMPS y la Europea del Medicamento, como el resto de los fármacos de la cartera incluidos en el sistema. Las dosis recibidas por la fallecida, según el servicio de salud asturiano "eran acordes a la edad fijada en el calendario vacunal".

Ningún caso similar previo

Desde Sanofi Pasteur MSD lamentan profundamente lo ocurrido. Antonio González López, director de asuntos médicos de esta compañía, reconoce que "al conocer el caso nos quedamos bastante chocados. Parece que la niña tenía un asma crónico mal controlado, con episodios de agudización frecuentes. Tuvo este ataque varias horas después de administrarle la segunda dosis de la vacuna, entró en parada de la que no se pudo reanimar y le indujeron el coma. Así estuvo unos días hasta que ha fallecido".
El procedimiento habitual es comunicar este caso a la AEMPS y a agencia europea. González aclara que la vacuna no produce crisis asmáticas ni está contraindicada cuando hay asma. "La experiencia con ella es muy grande. Se han vacunado 65 millones de mujeres y niñas y no ha habido un caso similar. Si hubiera relación causal con el asma, estaría bien filiada y estaría contraindicada".
Como apunta este médico, tras finalizar la investigación le corresponde a la Agencia Europea del Medicamento decidir si se incluye esta reacción en la ficha técnica de Gardasil. "Se trata de una vacuna muy controlada. Tiene un programa de seguimiento mucho más activo que las vacunas viejas. En este caso, la niña tenía ataques frecuentes de asma con y sin vacuna. Es difícil saber el papel de la vacuna en sus últimos ataques", argumenta.
Francisco Álvarez, secretario del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, señala que es importante el que esta niña tuviera un asma mal controlado. "Conozco el caso porque los médicos del Hospital de Oviedo contactaron conmigo para solicitar información sobre qué debían hacer en relación a la vacuna. En estos casos hay que seguir los trámites de notificar una reacción adversa para que se investigue", explica.
Sin embargo, este pediatra apunta que esta vacuna es muy segura. "No conozco ningún caso previo que haya existido reacción en niñas con asma. Hemos notificado este caso porque es el trámite habitual. Pero, en este caso, el principal problema podría ser lo mal controlada que estaba esta niña de su asma".
Por otro lado, señala que los pacientes con asma deben tomar bien su medicación. "Lo primero que hay que hacer es descartar que tenga alguna enfermedad de base, como una alergia. Si es así, hay que aplicar tratamientos preventivos para aminorar esa alergia".

Enfermedad que puede ser mortal

Álvarez explica que el tratamiento para una crisis asmática es "la administración de un broncodilatador, como salbutamol (más conocido como Ventolin), con una cámara para que el bronquio se relaje y pueda entrar mejor el aire. Cuanto antes se administre mejor, porque de lo contrario será más difícil revertir el proceso. Siendo una niña asmática, la familia debía conocer esta medicación. No sé qué ha podido pasar".
Aunque la muerte es poco frecuente, "puede ocurrir el fallecimiento por una crisis. Por eso se lo advertimos a las familias y les insistimos en que los tratamientos preventivos deben administrarse adecuadamente, todos los días, por la mañana y por la noche", insiste.

martes, 25 de septiembre de 2012

Cómo las farmacéuticas engañan a médicos y pacientes


Cómo las farmacéuticas engañan a médicos y pacientes


Crédito de la fotografía: Food and Drug Administration
El escándalo de la reboxetina debería haber encendido todas las alarmas. Aprobada en muchos países europeos desde finales de los 90, la reboxetina es el principio activo de un fármaco para la depresión clínica.
En año 2010, un grupo de investigadores alemanes publicó en el British Medical Journal un estudio que demostraba que no sólo el medicamento era inefectivo, sino que, además, la compañía farmacéutica había ocultado a la comunidad médica aquellos tests que le eran desfavorables. De 7 ensayos clínicos contra placebo, 6 mostraban que la reboxetina no era más eficaz que el placebo. Ninguno de esos 6 estudios fue publicado en revistas científicas. Además, en los ensayos clínicos contra otros antidepresivos, la compañía farmacéutica había eliminado tres cuartas partes de los datos.
(Nota: el artículo del British Medical Journal que destapó el caso es gratuito y podéis leerlo aquí).
Inexplicablemente, en España la reboxetina sigue siendo comercializada por Pfizer bajo los nombres “Norebox” e “Irenor” (números de registro 61969 y 63157en la Agencia Española del Medicamento). La agencia federal que supervisa los fármacos en los EEUU (conocida por sus siglas, FDA) nunca aprobó la reboxetina por falta de eficacia probada.
Pfizer no es la única compañía envuelta en un escándalo de ocultación de datos científicos. En Febrero de 2010, el Senado de EEUU publicó un informe donde se describe cómo la farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) no sólo mintió sobre los riegos cardiovasculares de uno de sus medicamentos contra la diabetes sino que además trató de silenciar a los científicos que los advirtieron. La FDA calcula que este fármaco produjo 83.000 infartos entre los años 1999 y 2007. Hace unos meses, GSK decidió declarase culpable ante los tribunales norteamericanos.
El caso se remonta a 1999. En varias conferencias científicas celebradas aquel año, el Dr. John Buse, profesor en la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill, comenzó a advertir sobre los posibles riesgos de la rosiglitazona, un medicamento que suponía miles de millones de ingresos para GSK. Tachi Yamada, entonces director de investigación de GSK, envió una serie de emails intimidatorios a Buse, quien decidió cesar sus críticas.
Ben Goldacre, doctor en Medicina e investigador en la Universidad de Oxford, explora las razones de algunos de estos fraudes en un libro que se publicará esta semana en el Reino Unido. Según Goldacre, la regulación de la industria farmacéutica es todavía deficiente. Por ejemplo, las compañías farmacéuticas no están obligadas a publicar todos los ensayos clínicos que realizan y por lo tanto, los que se hacen públicos son casi siempre favorables a sus intereses. Es también una práctica habitual que, cuando investigadores universitarios aceptan financiación de una farmacéutica, se les haga firmar un contrato por el cual no pueden publicar ningún resultado sin el permiso de la compañía. Las farmacéuticas financian además numerosas revistas y conferencias médicas.
Al igual que con la crisis bancaria, abandonar una industria multibillonaria a las fuerzas del mercado, sin una regulación adecuada, puede tener consecuencias nefastas para todos.

Un nuevo enemigo para la industria farmacéutica


Un nuevo enemigo para la industria farmacéutica

  • Un libro, editado en Francia, abre el debate sobre el negocio farmacéutico
  • Sus autores son dos médicos que analizan el papel de estas empresas
  • El manual analiza 4.000 productos y señala su utilidad terapéutica
¿Cuál es el papel de la industria farmacéutica? ¿Qué aportaciones ha hecho en los últimos 20 años? ¿Cuánto dinero se destina a financiar fármacos de dudoso papel terapéutico? Estas son algunas de las preguntas a las que se da respuesta en la 'Guía de los medicamentos útiles, inútiles o peligrosos' (Cherche Midi), un libro que ha abierto el debate en Francia sobre el uso de los medicamentos en ese país.
A través de 900 páginas, los autores ofrecen un servicio al consumidor en materia de salud pública al tiempo que tratan de desenmascarar los intereses de las grandes corporaciones farmacéuticas que, a sus ojos, se rigen en la actualidad por el afán del lucro, dirigidas por gestores que sólo piensan en cumplir el objetivo anual de un 20% de rentabilidad. Un repaso por 4.000 productos a la venta en Francia determina cuáles de ellos son buenos, nocivos o simplemente inocuos.
Si se tratara del clásico libro sensacionalista escrito por dos reporteros, la cosa no pasaría a mayores. Pero quienes lo firman son un célebre profesor, urólogo y diputado del partido conservador Unión por un Movimiento Popular (Bernard Debré) y el director del prestigioso Instituto Necker y antiguo Decano de la Facultad de Medicina de París (Philippe Even). Entrevistado en profundidad por el semanario político Le Nouvel Observateur, este último describe el negocio de la farmacopea como "la más lucrativa, la más cínica, la menos ética de todas las industrias".
Para este reputado neumólogo de 80 años, "el 50% de los medicamentos son inútiles, el 20% no son bien tolerados por los pacientes y hay un 5% por ciento potencialmente peligrosos". Según los autores de este manual –que no debe ser leído como un libro, ya que se trata de una obra de consulta–, en un país como Francia donde falta dinero para financiar la salud pública y los seguros de salud acarrean un enorme déficit, se gasta inútilmente entre 10.000 y 15.000 millones de euros en productos que no curan, algunos de los cuales pueden ser perjudiciales para la salud.
Pese a las cifras, Even explica "afortunadamente hay millares medicamentos útiles e indispensables [...] La industria farmacéutica ha desarrollado y comercializado casi todos los fármacos que han cambiado nuestras vidas. Los antibióticos y las vacunas han reducido la mortalidad infantil en los países occidentales y todos hemos aumentado nuestra esperanza de vida una media de 10 años", afirma en Le Nouvel Observateur. Sin embargo, reconoce, ese panorama ha cambiado desde 1990. "En los últimos 20 años no se ha descubierto ni un solo tratamiento a gran escala", asegura, aunque señala que sí se han desarrollado una veintena de moléculas muy eficaces, pero para un público pequeño, para algunos subtipos de cáncer.

Terapias menos novedosas

Debré y Even señalan que los laboratorios, junto con la ayuda de algunos médicos, están aumentando los tratamientos preventivos para las personas sanas que podrían no llegar a tener nunca la enfermedad para la que toman un fármaco. Y en la lista negra de los medicamentos peligrosos incluyen remedios contra las enfermedades cardiovasculares, algunos antiinflamatorios, ... así hasta sumar 58 fármacos.
Even denuncia también que los laboratorios solo invierten el 5% de su presupuesto en investigación, el 15% en desarrollo y el 10% en la elaboración del producto –últimamente realizada en Brasil o India–, mientras que el 45% va destinado al marketing y el apoyo de lobbies que defienden sus intereses en Washington y Bruselas.
"La industria ha sustituido los viejos medicamentos cuyos derechos han expirado –y que ahora cualquiera puede fabricar como genérico– por versiones teóricamente mejoradas cuya patente vuelven a tener en exclusiva y que son mucho más rentables financieramente. Pero, en la mayoría de los casos, esos productos nuevos no lo son tanto o, aún peor, son peores que las moléculas originales", declara Even. "Por ejemplo, en el caso de los medicamentos antiasmáticos y los antidiabéticos orales, nada hay superior a las sulfamidas de 1959 y la metmorfina de 1956".
En este contexto, los autores de la 'Guía de los medicamentos útiles, inútiles o peligrosos' citan el ejemplo del penúltimo escándalo farmacéutico surgido en Francia. "Durante años se estuvo vendiendo con éxito un producto como el Mediator creyendo que era un remedio eficaz contra la diabetes. Terminó descubriéndose que era ineficaz. Pero se cobró muchas muertes. Casos como este nos han decidido a hacer una llamada de alarma. Es urgente realizar una buena limpieza en las farmacias francesas".


miércoles, 12 de septiembre de 2012

EL CASO DEL ESTILBESTROL, O LOS FABRICANTES DE CÁNCER



Por Hans Ruesch (1913-2007)

Es peor que un crimen, es un error.” –Talleyrand

La ciencia médica moderna, a quien la mayoría de la población del mundo civilizado recurre en busca de salvación –aunque no está claro de qué quiere salvarse– ha desarrollado en los laboratorios y a continuación ha comercializado por todo el mundo supuestos estrógenos (un  término médico que hace referencia a las hormonas sexuales, que son secreciones producidas por las glándulas sexuales). La medicina moderna prescribe esos estrógenos sintéticos entre otras muchas razones para asegurar que los embarazos tengan buenos resultados. A lo largo de las últimas décadas millones de mujeres han tomado estrógenos por prescripción facultativa, después de que sus doctores les asegurasen que podrían ayudar a prevenir los abortos espontáneos.

Un aborto natural, espontáneo, es como una especie de válvula diseñada por la Madre Naturaleza, que elimina en la etapa fetal a los individuos que no son aptos para la supervivencia o que no son suficientemente viables; de este modo, los abortos espontáneos contribuyen al fortalecimiento de la especie y la mantienen en un buen estado de salud. No obstante, tales consideraciones obvias nunca han preocupado a unos científicos que solamente desean justificar sus altos honorarios o satisfacer su curiosidad experimental; se les ha hecho creer que con su formación viviseccionista pueden burlar las leyes de la naturaleza con la misma facilidad con la que engañan a la opinión pública.

Por supuesto, ningún doctor del mundo es capaz de garantizar que la administración de un medicamento pueda prevenir un aborto espontáneo, y nunca se ha debido el éxito de un embarazo a un medicamento en particular. Sin embargo, desde 1973 hay una cosa que la ciencia médica sabe con total seguridad.
En 1973, el Profesor Silvio Garattini, un vivisector italiano de fama internacional, aseguró lo siguiente en un debate público (Época,  14 de octubre, 1973): “En el laboratorio podemos reproducir exactamente un estrógeno natural”. No obstante, en esa misma época, la OMS, con sede en Ginebra, había empezado a imprimir a toda prisa unos prospectos en inglés en los que realizaba una advertencia a los círculos médicos: se había demostrado de forma indiscutible que el prototipo de esos estrógenos sintéticos, conocido como “Estilbestrol”, había causado cáncer en humanos.

El documento de la OMS lo escribió Robert W. Miller, director de la sección de epidemiología del Instituto Nacional contra el Cáncer de Bethesda, Maryland. Su título era Transplacental Carcinogenesis (Carcinogénesis Trasplacental), y formó parte del Número 4 de las Publicaciones Científicas de IARC (International Agency for Research on Cancer – Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, Lyon, 1973).

El Dr. Robert W. Miller dijo lo siguiente en el capítulo titulado “Prenatal Origins of Cancer in Man: Epidemiological Evidence” (Los Orígenes Prenatales del Cáncer en el Hombre: Evidencias Epidemiológicas, página 175):

“Carcinogénesis Trasplacental Química: Hace menos de 6 años se anunció que un medicamento tomado por la mujer durante el embarazo podía producir cáncer a su hija (Herbst y otros, 1971a). Nunca había ocurrido algo así. Se informó de que ocho mujeres jóvenes de edades comprendidas entre los 14 y los 22 años de edad, de la zona de Boston, padecían una forma particular de cáncer vaginal (adenocarcinoma de células claras; es una enfermedad que se da con más frecuencia en personas mayores). Las madres de 7 de las chicas jóvenes habían tomado Estilbestrol durante el embarazo. Poco después se detectaron cinco casos adicionales de cáncer vaginal del mismo tipo en el Registro de Tumores del Estado de Nueva York (Greenwald y otros, 1971). Las madres de las 5 jóvenes habían tomado estrógenos sintéticos durante el embarazo. Al comentar otro caso más del que había informado Newman (1971), Herbst y otros (1971b) afirmaron que habían tenido noticias de más de 20 casos nuevos desde la publicación de los 7 primeros. Se están planificando varios estudios para evaluar  el estado de salud de las niñas cuyas madres tomaron Estilbestrol durante el embarazo. En cualquier caso, en la actualidad no hay ninguna duda de que se ha producido una carcinogénesis trasplacental en el ser humano después de un periodo de latencia de entre 14 y 22 años.

Determinantes Precigóticos: La influencia genética puede operar de manera similar. Puede que los afectados pasen años o incluso décadas sin síntomas aparentes antes de que se manifiesten en ellos los cánceres genéticamente determinados”.

Por lo tanto, ya no es cuestión de si la supuesta ciencia médica va a presentarnos una píldora milagrosa que elimine el cáncer de una vez por todas, ni de cuándo o cómo lo hará: la ciencia moderna provoca cáncer. El documento de la OMS es la primera “prueba científica” que lo demuestra, empleando los propios estándares de los científicos, y además prueba también que ha creado un tipo de cáncer que antes no existía. Teniendo en cuenta que se ha demostrado que eso es cierto en un caso, también tiene que serlo en otros casos que todavía no han sido “científicamente” descubiertos. Eso ayuda a explicar el aumento inexorable del cáncer en las últimas décadas: un aumento que va unido al incremento del consumo de una interminable variedad de nuevos medicamentos.

Las dosis excesivas de vitaminas sintéticas han causado cáncer de huesos, medicinas diseñadas para aliviar casos leves de hipertensión hacen que las mujeres sean más propensas a padecer cáncer de mama, las vacunas cultivadas en animales han demostrado que tienen un potencial cancerígeno; los antibióticos que durante tanto tiempo se han considerado inofensivos han causado leucemia. Y recientemente, se ha demostrado “científicamente” –con los propios estándares de los viviseccionistas– que un estrógeno sintético, que ha sido administrado a los seres humanos durante décadas porque había demostrado ser inofensivo para los animales, no solamente ha retrasado el crecimiento de los huesos, no solamente ha causado daños hepáticos y renales, cataratas y problemas cardiacos y mentales en el ser humano, sino que además ha sido la causa incontrovertible de la aparición de tumores malignos en las hijas de las mujeres que lo tomaron durante su embarazo.

Como en otros muchos casos, la responsabilidad de la tragedia del Estilbestrol también recae directamente sobre el método de investigación viviseccionista.

“La respuesta de los animales varía de laboratorio a laboratorio, y por lo tanto es imposible comparar los datos obtenidos en un laboratorio con los de otros. Ha sido habitual suponer que la respuesta de todos los mamíferos a los estrógenos es la misma, pero en la actualidad disponemos de considerables pruebas que demuestran que no es así y que es muy imprudente suponer que las hembras humanas reaccionan del mismo modo que los animales de laboratorio. Este trabajo es de gran interés porque demuestra que es una locura aplicar a los seres humanos los resultados obtenidos con animales”. (Dr. E. C. Dodds, Journal of Pharmacy and Pharmacology  - Revista de Farmacia y Farmacología, Volumen I, Número 3, 1949, páginas 143-145).

…¿Cuántas mujeres han tomado los mencionados estrógenos cancerígenos? ¿Cuántas personas de las que morirán de cáncer en las próximas décadas ya llevan en la actualidad en su organismo una sentencia de muerte recibida a través de la placenta de su madre? Nunca lo sabremos. Por supuesto, miles de medicamentos sintéticos de todo el mundo deben ser capaces de causar el mismo efecto que provoca el Estilbestrol.

Kurt Blüchel afirma en Weisse Magier (Magos Blancos) que solamente en Alemania Occidental hay 137 medicamentos básicos que son peligrosos para el feto si son administrados a embarazadas, y algunos de esos medicamentos están presentes en otros productos con una denominación diferente. Lo que sabemos con seguridad es que la tasa de aceleración del cáncer y de las malformaciones ha aumentado sin cesar durante los últimos 30 años al mismo tiempo que aumentaba el consumo de medicamentos.

El colosal fraude que la “investigación” médica actual, que especula con el sufrimiento humano y especialmente con el miedo a sufrir de la gente, está perpetrando contra la salud pública –ya sea por avaricia o por incompetencia– ha adquirido unas dimensiones inconcebibles. Y todo ello es más intolerable todavía si tenemos en cuenta el hecho de que un naturista que venda una decocción (que siempre es menos dañina y con frecuencia más útil que cualquier medicamento químico) puede ser procesado en muchos países por practicar la profesión médica de forma ilegal, como ha ocurrido últimamente en Italia; sin embargo, los culpables confesos de haber provocado cánceres y “enfermedades de la civilización” no solamente disfrutan de una total libertad de movimientos, sino que además reciben los aplausos y los importantes fondos con los que continúan desempeñando sus actividades criminales.

Volvamos a las elucubraciones del Dr. Robert Miller en el histórico documento de la OMS. Con la perspicacia que inevitablemente se obtiene tras largos años de actividad viviseccionista, el Dr. Miller nos informa de que “cuando el tumor está presenta al nacer, no hay duda de que surgió in utero” (página 177).

El ilustre científico continúa diciendo lo siguiente: “Considerando todas las muertes producidas en el intervalo comprendido entre los 5 y los 8 años de edad, podemos decir que 13,782 fueron debidas a neoplasias (tumores) que surgieron in utero antes o después”.

Sin embargo, el autor arruina su thriller poco después recurriendo al uso de un cliché: afirma que el culpable fue el mayordomo. De hecho, en la página 181, casi al final del documento, el Dr. Miller escribe: “Estudios Experimentales con animales: no se halló correlación entre los tipos de tumores obtenidos en modelos experimentales y los tipos de cáncer desarrollados en la infancia”.

Evidentemente, en la jerga viviseccionista la expresión modelos experimentales significa “animales de laboratorio sometidos a experimentos”. Por lo tanto, en otras palabras, el Dr. Miller también podría haber dicho algo como lo siguiente: “No hemos recibido ni el más leve indicio acerca del peligro del Estilbestrol para el feto a partir de la gran variedad de cánceres que hemos sido capaces de causar a millones de animales a lo largo de los años, y por ello durante décadas hemos creído que podíamos administrar dicho estrógeno con impunidad a las mujeres embarazadas. Bueno, cualquiera puede cometer un error”.

¿Y cómo reacciono la hermandad viviseccionista a esta nueva tragedia que había causado, que era similar a la provocada por la Talidomida y por otros medicamentos que fueron experimentados primero con animales y luego demostraron ser perjudiciales para los seres humanos? Negándose a admitir que la nueva tragedia demostrara que su método era una locura, y demandando una intensificación de los experimentos con animales. Es difícil de entender, pero el Dr. Miller añade que “podrían emplearse otras especies distintas de los roedores. En particular, se ha sugerido el uso de primates”.

…Ahora bien, considerando que cada año se comercializan miles de nuevos medicamentos, y teniendo en cuenta las advertencias previas del Dr. Miller en el sentido de que “pueden pasar años e incluso décadas sin síntomas antes de que se manifiesten los cánceres genéticamente determinados”, su recomendación de que se siga por el mismo camino –un camino que conduce al desastre– y de que se aumente el número de experimentos que se efectúan con animales, a primera vista parece una prueba de locura. No lo es. El ilustre artista del cáncer es también un duro hombre de negocios. Veamos a continuación por qué.

Los fondos que el gobierno de Estados Unidos dedica cada año a la “investigación” alcanzan un importe de miles de millones de dólares. En primer lugar, ningún “científico” de la categoría del Dr. Miller puede admitir que todo lo que ha creído, todo lo que ha aprendido y todo lo que ha difundido durante toda su vida es un fraude. En segundo lugar, el Instituto Bethesda del que él es uno de los más prominentes responsables, es uno de los principales laboratorios del mundo, y como tal recibe todos los años una gran porción del Pastel Federal, además de considerables donaciones privadas. Rechazar el método de investigación médica viviseccionista supondría dejar sin trabajo a miles de honestos torturadores.

Eso sería inhumano. Por tanto, es preferible seguir torturando a millones de chivos expiatorios, también con el objetivo de preservar la imagen que uno posee de ser un “gran científico”, que puede subir al podio reservado para los Salvadores de la Humanidad en los congresos médicos para escuchar los aplausos de los colegas llegados de todas las partes del mundo, y que es capaz de producir nuevos “medicamentos milagrosos” como la Talidomida, el Estilbestrol, etc. Después de todo, los animales no pueden votar y no pueden protestar, especialmente cuando son “desvocalizados”. No pueden hacer huelgas, no pueden convocar mítines, no pueden organizar marchas hacia el Capitolio, no pueden poner bombas. Y si luego los consumidores nacen con malformaciones, con problemas mentales, con epilepsia, o con cáncer, simplemente dirán que es una pena.

Desde la aparición de la advertencia del Dr. Miller publicada por la OMS, las víctimas de cáncer causadas por el Estilbestrol han dejado de ser un puñado y ya pueden contarse por cientos, y su número está condenado a crecer mucho más.

*Vivisección: término que se emplea para referirse a todo tipo de experimentos que se hacen con animales vivos. Los partidarios de este método de “investigación” parten del error de que los resultados obtenidos con animales se pueden extrapolar a la especie humana.

*Viviseccionista: cualquier defensor o partidario de la vivisección.

*Este texto es un pequeño extracto del revelador libro Matanza de Inocentes (Los animales en la investigación Médica) de Hans Ruesch, quien sentó las bases del moderno movimiento antiviviseccionista. El libro se puede adquirir a través de nuestra Asociación.

LA EXPERIMENTACIÓN VIVISECCIONISTA




POR PIETRO CROCE

La idea fundamental del antiviviseccionismo científico queda expresada en la siguiente proposición: Ningún experimento realizado con una especie puede ser extrapolado a ninguna otra especie. Este concepto básico ha sido aceptado no solamente por la mayoría de los antiviviseccionistas, sino también por los viviseccionistas que después de haberse percatado de la falta de fiabilidad de la experimentación animal han decidido utilizar al propio ser humano como modelo experimental para los seres humanos. Debemos considerarlos aliados de los antiviviseccionistas, porque admiten que la experimentacióninter species (entre especies) tiene que ser rechazada totalmente. Sin embargo, siguen manteniendo que es válida la noción de la experimentación intra speciem (dentro de una misma especie), un método al que los antiviviseccionistas ponen estrictos límites, y no solamente por motivos éticos.

La experimentación intra speciem -que implica utilizar al ser humano como modelo experimental para la especie “humana”, al perro como modelo experimental para la especie “canina”- de hecho ofrece una alternativa atractiva que parece impecable desde el punto de vista lógico y científico. Sin embargo, no lo es. Por el contrario, la experimentación intra speciem es en muchos casos tan engañosa como la experimentación inter species. Esto es así porque se fundamenta en el error positivista básico que consiste en intentar aplicar métodos analíticos a las ciencias biológicas y naturales, y basándose en ellos subdividen los organismos vivos en las partes que los componen, las analizan y a continuación proceden a volver a ensamblarlas como si fueran partes de un rompecabezas, con la errónea creencia de que la suma del conocimiento de las partes equivale al conocimiento completo del todo.

No obstante, dicho planteamiento ignora un elemento imponderable que cada uno designamos con un nombre de acuerdo con nuestras raíces culturales, religiosas y nacionales. Podríamos denominarlo “alma”, “psique”, “inteligencia” o “espíritu”. Yo prefiero el término Vida, un atributo inmanente que está presente en todo lo que se mueve, crece, sufre, se reproduce y muere: es un atributo que no puede ser analizado ni cuantificado con procedimientos físicos, químicos o matemáticos, pero que a pesar de todo existe.

Un científico ortodoxo podría objetar lo siguiente: “No creo en un atributo que no puede ser analizado, precisamente porque no puede ser analizado. No creo en nada que no pueda ver o tocar”. ¿Y cómo puede responderse a estas afirmaciones? Usando el mismo lenguaje uno podría replicar lo siguiente: “Durante millones de años la gente no pudo tocar ni ver las ondas de radio, ni la luz infrarroja, ni los rayos cósmicos, ni la luz ultravioleta… pero a pesar de ello existían”.

“La aplicación sistemática del método analítico a las ciencias biológicas y naturales ha negado ese elemento denominado ‘Vida’ y ha llevado a la ciencia médica a un callejón sin salida, y para salir de él las generaciones futuras necesitarán dedicar todo su tiempo y todas sus energías” (Lépine, 1967). No obstante, la luz está empezando a brillar a través de unas pocas grietas que están aumentando más rápidamente de lo que podría esperarse.

Este proceso de neo-civilización debe mucho al contacto cada vez más frecuente y sencillo con los sabios, místicos, poetas y filósofos orientales. Esto no quiere decir que Occidente deba adoptar los modos de vida y pensamiento de Oriente, pero sí significa que tenemos que admitir que el modo occidental de vivir, pensar y aprender (o lo que es lo mismo, usar exclusivamente la ciencia) no es el único posible; no posee el don de la santidad ni el de la infalibilidad, ni tampoco es la llave de los secretos del universo. Muchas personas, incluso a pesar de no haber recibido formación científica (o quizá precisamente por esa razón), han llegado a comprender esta realidad intuitivamente. Es algo que queda demostrado por el número creciente de personas de diferentes grupos sociales y religiosos que están adoptando modos de pensar distintos de los de la mayoría, eligiendo con libertad y valentía nuevas formas de vida.

Volvamos a la cuestión de los experimentos viviseccionistas con humanos. Como argumentamos anteriormente, la experimentaciónintra speciem es con frecuencia tan engañosa como la experimentación inter species, especialmente cuando se trata de experimentación con humanos.

La experimentación con humanos fue ampliamente practicada en los campos de concentración nazis. El siguiente es un ejemplo típico de esos experimentos y tuvo lugar en los barracones de los deportados judíos. Un doctor les dio 24 horas para decidir si se ofrecían como voluntarios para un experimento. Al día siguiente, se presentaron muchos “voluntarios” para el proyecto. Fueron seleccionados 10 de ellos, de entre 20 y 30 años de edad. Fueron trasladados a unas instalaciones limpias y cómodas equipadas con buenas camas y baños decentes. La comida era abundante y de calidad. Sin embargo, los prisioneros sabían lo que les esperaba al final de esa carretera tan bien pavimentada, y a su debido tiempo llegaba el día del experimento.

¿Cuál era el propósito del experimento? “¿Durante cuántas horas puede un humano aguantar la inmersión en agua a temperaturas de entre 10 y 12 grados centígrados?” Ésa era la situación en la que se encontraban los pilotos de la Lutwaffe cuando se veían obligados a lanzarse en paracaídas en el Mar del Norte. Querían saber cuántas horas tenían las fuerzas navales y aéreas alemanas para rescatarlos. El experimento se llevó a cabo en una piscina. La agonía fue controlada con un cronómetro.

Éste fue solamente uno de los muchos experimentos realizados con prisioneros. Los archivos de Núremberg contienen informes de otras muchas atrocidades cometidas con propósitos experimentales, pero para nuestra tesis es suficiente comentar uno de ellos. Lo hemos mencionado no con el propósito de provocar críticas basadas en fundamentos éticos, sino para evaluar objetivamente la validezcientífica del experimento.

En realidad, el experimento carece de validez científica. Los doctores que lo realizaron sabían que habría sido absurdo utilizar animales y que con ese método “clínico” demostraban que su planteamiento era digno de la instrucción que habían recibido en sus excelentes universidades alemanas. Estaban equivocados, enormemente equivocados, al igual que lo estaban también los responsables de las universidades. El error podemos resumirlo en la siguiente afirmación: “En muchos casos los humanos no son modelos experimentales apropiados para los humanos”. ¿Por qué no? Porque en el mismo momento en el que una persona deja de serlo y se convierte en un modelo experimental, queda destruida la unión entre el cuerpo y el alma, el soma y la psique, la materia y la Vida. El investigador entonces no dispone más que de un trozo de materia vacía que tiene poco en común con la materia que poco antes actuaba como un vehículo para la Vida y la contenía en su seno.

Intentemos contestar la siguiente pregunta: ¿Podemos comparar una de esas desventuradas víctimas –separadas de su familia, transportadas en vagones para animales durante días sin comida ni agua, que eran hacinadas en sucios barracones, y que al final eran engordadas como cerdos para la matanza antes de experimentar una muerte horrible– con un piloto joven en buen estado físico, poseído por la emoción propia de la batalla, con determinación de sobrevivir y consciente de que sus camaradas tratarán de acudir en su rescate? ¿Acaso podemos establecer alguna comparación entre el conejillo de indias judío y el piloto heroico, y alguien duda quién de los dos es el que podría sobrevivir más tiempo en el agua fría? La respuesta parece evidente. “El conejillo de indias judío moriría primero, parece bastante obvio”. Sin embargo, no es así. Si analizamos la cuestión desde otro ángulo la conclusión es opuesta. Comparemos de nuevo el estado físico y psicológico de los dos sujetos, esta vez desde otro punto de vista:

1. El judío víctima (o “modelo experimental”) del ensayo, privado de toda esperanza, se contrae en sí mismo y se prepara para su inminente liberación a manos de la muerte. Con su estado de introversión y resignación sus fuerzas vitales se deprimen, se relaja su tono muscular y se reduce la producción de hormonas reactivas (adrenalina y esteroides). El metabolismo queda ralentizado, los tejidos producen menos calor y éste se pierde en menor medida en el agua, por lo que la muerte por hipotermia se demora.

2. Como contraste, el piloto combatiente pone en guardia todas sus energías mentales y físicas y se mantiene alerta y activo: aumenta la producción de hormonas reactivas, se eleva el tono muscular, aumenta la producción de calor y éste se pierde en mayor medida en el agua, con lo que la hipotermia llega rápidamente.

He aquí la paradoja: ambas hipótesis son científicamente válidas, aunque son antitéticas. La hipótesis identificada con un signo positivo queda anulada por otra hipótesis identificada con un signo negativo. El resultado aritmético es igual a cero. El experimento no enseñó nada y careció de relevancia.

De hecho, la historia reciente demuestra que ninguno de los experimentos realizados en los campos de concentración nazis fue de utilidad para la ciencia médica. Sin embargo, dichos experimentos eranintra speciem, el ideal de los científicos de nuestros días, que más de 50 años después siguen efectuándolos, con lo que violan no solamente todos los preceptos morales, sino también toda la lógica científica.

ENSAYOS CLÍNICOS

Los ensayos clínicos son indispensables e inevitables. Paradójicamente, podría decirse  que si no se realizaran uno acabaría por llevarlos a cabo de todas formas. ¿Qué significa eso? Significa que si no se realizaran ensayos de forma sistemática y planificada en instituciones equipadas a tal efecto, y si los medicamentos nuevos fueran comercializados sin haber sido probados con anterioridad, los primeros sujetos experimentales involuntarios serían las primeras personas que los tomaran, con todas las posibles consecuencias –algunas de las cuales serían desastrosas– que podría haber. Todo nuevo medicamento o procedimiento diagnóstico debe ser probado con personas. ¿Y dónde está el problema? El problema está precisamente en la selección de dichas personas. Analicemos los criterios que deben guiar nuestra selección.

Ensayos con voluntarios sanos. Este método es inaceptable, por motivos técnicos y éticos.

La objeción técnica principal es que los medicamentos generalmente son administrados a personas enfermas, mientras que los voluntarios son, por definición, personas sanas. No es preciso ser un experto para darse cuenta de que un organismo enfermo no es igual que un organismo sano. Hasta la más simple de las enfermedades es capaz de cambiar muchos parámetros biomédicos (a veces todos) de maneras que pueden ser cuantificadas e incluso de formas que están más allá de nuestra capacidad de cuantificación. Como resultado de ello, la mayoría de las reacciones de una persona enferma son diferentes de las de una persona sana. Pueden proporcionarnos alguna indicación, pero son demasiado vagas para resultar válidas en términos científicos, especialmente cuando un concepto vago e impreciso puede llegar a ser transformado en la práctica en un peligro real y concreto.

La objeción ética es la siguiente. Los ensayos se llevan a cabo con voluntarios, es decir, con personas que aceptan la responsabilidad de lo que les pueda ocurrir. ¿De qué tipo de voluntarios se trata? Es posible que se trate de voluntarios pagados, lo que representa una clara contradicción. No es justificable que unas personas asuman esos riesgos, ni siquiera cuando la necesidad les obliga a vender sus cuerpos para convertirse en “pacientes”. El concepto de necesidad puede abarcar situaciones que van desde las peores formas de pobreza y hambre hasta el simple deseo de comprar una motocicleta. Por tanto, no debería ser responsabilidad exclusiva del voluntario demostrar la naturaleza voluntaria de su participación; todo lo contrario, es obligación de los investigadores decidir sobre la legitimidad ética de poner en riesgo la salud de otros. ¿Cuándo pueden estar seguros de que se encuentran dentro de los límites de dicha legitimidad? “Nunca”, ésa es la respuesta simple y absoluta, incluso cuando nos referimos a la categoría de los experimentos con voluntarios que “estén preparados para sacrificarse por el bien de la ciencia”. La sociedad humana se fundamenta en determinadas normas o convenciones aceptadas por la mayoría. El sacrificio mencionado se desvía claramente de esas normas, por lo que una conducta desviada de ese tipo solamente puede ser un signo de inestabilidad mental. Todo ello anula el concepto de participación “voluntaria”.

Los investigadores nos aseguran lo siguiente: “cuando reclutamos voluntarios les explicamos con precisión y objetivamente el objetivo del experimento y cómo se llevará a cabo, los controles que se aplicarán, y los riesgos que correrán (que siempre se califican de ‘insignificantes’)”. Sin embargo, la realidad es menos tranquilizadora. Como norma, la transacción entre el conejillo de indias voluntario y quienes desean realizar el ensayo se deja en manos de “persuasores profesionales”, enviados por la compañía farmacéutica interesada. Ellos saben cómo ganarse la confianza y la simpatía de los voluntarios para convencerles de que la elección depende exclusivamente de su voluntad, que nadie tratará de obligarles a actuar en contra de ella y que ellos, los “persuasores” son amigos y consejeros suyos, más inclinados a disuadirlos que a animarlos.

Sin embargo, ¿qué tipo de convicción puede formarse en la mente de una persona lega en la materia que escucha cómo le hablan de “transaminasas, fosfatasas alcalinas, o función hematopiética”, unas palabras que son inteligibles para el persuasor pero que para la víctima solamente poseen el efecto hipnótico de las promesas realizadas por el oráculo de Delfos?

Ensayos con engaño. Los ensayos que se realizan con pacientes que sufren una determinada enfermedad, persuadiéndoles para que acepten someterse a una terapia o a un procedimiento diagnóstico útil para una enfermedad diferente, lo que suelen conseguir inculcando a la víctima una esperanza ilusoria en sus posibles efectos beneficiosos; por ejemplo, los responsables del ensayo pueden probar una terapia antirreumática con un enfermo de cáncer después de convencerle con afirmaciones vagas e imprecisas del tipo “Nunca se sabe si…”, o “Se ha observado que…”, o cualquier otra similar, y dichas palabras normalmente son suficientes para aprovecharse del desventurado paciente, cuyas defensas psicológicas pueden ser quebradas con un poder de persuasión muy reducido y con la ilusión de una frágil esperanza.

Ensayos homólogos. Estos ensayos clínicos son legítimos desde el punto de vista técnico y éticamente aceptables. Son homólogos (relacionados) con el paciente, porque se entiende que la investigación se desarrolla en beneficio del paciente en particular, y no para el de otros ni para el de la comunidad; también son homólogos con la enfermedad, es decir, están relacionados con la enfermedad para cuyo tratamiento se llevan a cabo los ensayos, y exclusivamente con dicha enfermedad. Los ensayos homólogos deben estar sujetos a unas normas muy estrictas:

1. El participante en el ensayo debe estar aquejado de una enfermedad. Por tanto, los voluntarios deben quedar excluidos si están sanos o si padecen una enfermedad diferente.

2. El medicamento o el procedimiento diagnóstico deben poseer características que sean razonablemente aceptables para actuar en beneficio del tratamiento de esa enfermedad concreta.

3. El paciente debe dar su consentimiento. Si no puede otorgar su consentimiento por padecer alguna incapacidad, debe solicitarse el permiso a otra persona que esté capacitada para otorgarlo en beneficio exclusivamente de los intereses del paciente.

4. El tratamiento o el procedimiento diagnóstico solamente deben ser aplicados cuando no existan otros métodos conocidos para beneficio del estado de salud del paciente.

Como puede verse, el paciente está en el centro de todos los esfuerzos terapéuticos: todo debe estar diseñado para mejorar su estado. Queda implícito que no debe llevarse a cabo ningún ensayo en el que alguien sea sacrificado en beneficio de otros muchos, porque eso es una aberración que ha provocado un gran daño y sufrimiento a los “muchos” que constituyen colectivamente la humanidad, que lleva siendo miles de años víctima en su conjunto de unos indeseables “benefactores”.

Conclusiones

Las siguientes conclusiones resumen el pensamiento antiviviseccionista en general:

1. Los experimentos que se realizan con animales de especies no humanas son engañosos y por lo tanto causan perjuicio a la salud humana.

2. Los experimentos con seres humanos tienen unas limitaciones técnicas y éticas muy estrictas.

En este punto, un científico habituado a razonar exclusivamente en términos de experimentación podría objetar lo siguiente: “¿En qué métodos podemos basar entonces el progreso de la medicina?” La respuesta es que no hay ningún ámbito de la ciencia que pueda confiar su progreso al método experimental exclusivamente, y así ocurre también en no menor medida en el terreno del progreso médico. En todas las disciplinas científicas, la experimentación va de la mano de la observación de los fenómenos naturales. Esto es particularmente cierto en el campo de la medicina. En realidad, podría decirse que la medicina está basada en sus dos terceras partes en observaciones y en una tercera parte en la ciencia experimental. Desafortunadamente, la parte experimental fue absorbida desde el principio por el gran error metodológico que representa la vivisección.

En consecuencia, la vivisección ha sido un error global y debe desaparecer. Los futuros investigadores, que estarán libres de dicho error, podrán basar la investigación médica en unos fundamentos genuinamente científicos. Eso requerirá efectuar una revisión total, difícil y desagradable de todos los conceptos que se han enseñado hasta ahora y que han actuado en detrimento de todos nosotros y de la profesión médica. Los futuros investigadores deben devolver a la medicina la integridad científica que ha sido usurpada por la aberración viviseccionista.

Sobre el autor:

Pietro Croce es una luminaria de la ciencia médica. Nació en Dalmacia en 1920, se graduó en la famosa Universidad de Pisa, Italia. Cursó estudios en Denver, Ohio y Barcelona. Entre 1952 y 1982 fue jefe del laboratorio de Anatomía Patológica en el Hospital L. Sacco en Milán, Italia. Miembro del Colegio Americano de Patólogos. Prolífico autor de libros de medicina y artículos científicos publicados en varios idiomas.

*El presente texto es un extracto de Vivisection or Science? An investigation into testing drugs and safeguarding health, Zed Books, New York, 1999.